Querido Lino, cuando escuché que te fuiste de esta tierra, por un momento tuve una sacudida y una repentina sensación de vacío. Ha pasado un tiempo desde nuestra última reunión.. Recuerdo que había venido a ustedes gracias a nuestro inolvidable presidente Sandro Pertini. Su elección de beber su Barbacarlo – vino producido en el Val Prei, la colina propiedad de la familia que el abuelo Carlo le dio a sus nietos – y la determinación con la que defendiste su nombre, hasta garantizar la exclusividad, destacaron tu tenacidad en la lucha contra los abusos. Todavía recuerdo la determinación con la que me hablaste de las batallas legales ... "Cynthia, Puede fermarsi, nunca te rindas!"
Bien, querido Lino, en las relaciones la calidad importa más que la cantidad, lo sabemos. Precisamente por eso seguirás viviendo en la memoria de quienes te conocieron.. Quien no ha tenido la oportunidad, puedo conocerte a través de tus palabras. A continuación te relato el poema que me diste y que guardo entre mis cosas más queridas. Uno de los tantos poemas que escribiste y esparciste en tu tienda dedicado a los que cuidan y respetan con pasión la tierra.
Mi vino no sigue las reglas del mercado, pero el tiempo y la experiencia, es el jugo de uva de la tierra, el lugar que dio origen a, para la gente que todavía ama el sabor de la tierra. Ropa de Maga